El pasado 23 de Noviembre nuestra delegada de Andalucía Occidental, Mariángeles Docampo, asistió al Taller Duelo Resiliente impartido por el Servicio de Atención Psicológica de FEDER donde se trataron temas como
- ¿Qué es el duelo? ¿De qué hablamos cuando hablamos de duelo resiliente?
- Etapas y procesos
- Tareas en el duelo
- Metáfora de la resiliencia
- Cómo hacer un duelo de manera resiliente
- Cómo vivir tras la pérdida
- Reflexiones
- Lecturas y libros recomendados
En el taller se abordó como afrontar a un duelo, no solo referente a la perdida de una persona sino al duelo tras un cambio importante en nuestras vidas, algo muy marcado en nuestra enfermedad.
De este taller nos quedamos con el escritor y poeta Rudyard Kipling con su poema:
Elegí la vida
No quise dormir sin sueños:
y elegí la ilusión que me despierta,
el horizonte que me espera,
el proyecto que me llena,
y no la vida vacía de quien no busca nada,
de quien no desea nada más que sobrevivir cada día.
No quise vivir en la angustia:
y elegí la paz y la esperanza,
la luz,
el llanto que desahoga, que libera,
y no el que inspira lástima en vez de soluciones,
la queja que denuncia, la que se grita,
y no la que se murmura y no cambia nada.
No quise vivir cansado:
Y elegí el descanso del amigo y del abrazo,
el camino sin prosas, compartido,
y no parar nunca, no dormir nunca.
Elegí avanzar despacio, durante más tiempo,
y llegar más lejos,
habiendo disfrutado del paisaje.
No quise huir:
y elegí mirar de frente,
levantar la cabeza,
y enfrentarme a los miedos y fantasmas
porque no por darme la vuelta volarían.
No pude olvidar mis fallos:
pero elegí perdonarme, quererme,
llevar con dignidad mis miserias
y descubrir mis dones;
y no vivir lamentándome
por aquello que no pude cambiar,
que me entristece, que me duele,
por el daño que hice y el que me hicieron.
Elegí aceptar el pasado.
No quise vivir solo:
y elegí la alegría de descubrir a otro,
de dar, de compartir,
y no el resentimiento sucio que encadena.
Elegí el amor.
Y hubo mil cosas que no elegí,
que me llegaron de pronto
y me transformaron la vida.
Cosas buenas y malas que no buscaba,
caminos por los que me perdí,
personas que vinieron y se fueron,
una vida que no esperaba.
Y elegí, al menos, cómo vivirla.
Elegí los sueños para decorarla,
la esperanza para sostenerla,
la valentía para afrontarla.
No quise vivir muriendo:
y elegí la vida.
Así podré sonreír cuando llegue la muerte,
aunque no la elija.
Porque moriré viviendo.